Actualmente parece imposible ser mujer y no leer o haber leído 50 sombras de Grey. Por todas partes me encuentro con amigas con dedos vendados que me hablan maravillas de esta trilogía, de lo erótico y excitante de la misma, de lo duras de las escenas sexuales, de las quejas del vecino de abajo por las repentinas goteras... Así que me he lanzado ávidamente sobre sus páginas para ver si es cierto lo que se dice de este tratado de la combustión espontánea.
Crítica: Decepcionante en todos sus aspectos. Aburrida, predecible, y con unos personajes principales que son dos clichés con patas. Y entrepiernas, claro. Para hacerse una idea, estos libros son a la literatura erótica lo que los cigarrillos al tabaco. Un producto adulterado, edulcorado y empaquetado para el consumo rápido, pero con un índice de popularidad tan elevado que te obliga a autoconvencerte de que en realidad sí ha resultado ser todo lo que te esperabas para no quedarte fuera de onda (esta metáfora es aplicable también a los palitos de pescado, con los que el protagonista comparte muchas características). Quizás esta crítica cobre mucho más sentido si destapo que estas novelas empezaron a escribirse por la autora en foros de fans de Crepúsculo.
Por eso, y si realmente gustan de este tipo de relatos, desde el Andén Hueco recomendamos 5 títulos que no sólo son excelentes libros desde el punto de vista literario, sino con un contenido sexual capaz de hacerte eyacular a través de las pupilas. Con el sello Gonzo de calidad erótica [Inventando relatos picantes desde 2002]
1. Crash, de J.G. Ballard Nada que ver con la película homónima del 2004. Crash es una historia oscura sobre un escritor que tras tener un choque frontal en el que mata a otro conductor, se ve envuelto en un extraño y sórdido mundo de fetichistas de los accidentes de coche. Sexo, drogas, adulterio y parafilias de lo más retorcidas llenan el libro, escrito en 1973 en pleno apogeo de los psicotrópicos. Crash no es sólo explícitamente sexual, también es un descarnado análisis de la sociedad moderna, deshumanizada y enloquecida narrado de forma autobiográfica por el propio autor. Inolvidable además el personaje de Vaughan, un especialista de cine obsesionado con la idea de matarse junto a Elizabeth Taylor. Te guste o no, Crash es un libro ante el que es imposible quedar indiferente.
2. La Imagen de la Bestia, de Philip José Farmer Posiblemente uno de los libros más extraños que haya leído. La imagen de la Bestia lo tiene todo: Hombres lobo, vampiros, extraterrestres, un fantasma español y ninfomaníaco, películas Snuff, conspiraciones, bestialismo y en el centro de todo Herald Childe: detective de la policía de Los Ángeles. Un libro disparatado, barroco y plagado de humor negro. La imagen de la Bestia es lo que toda película porno aspira a ser: Un producto saturado de sexo salvaje y que, una vez terminado el onanismo, se sigue leyendo por lo extremadamente entretenido de su argumento.
3. La filosofía en el tocador, del Marqués de Sade Qué mejor referencia para esta obra que estar escrita por el hombre que dio lugar al término "sadismo". A lo largo de sus páginas, varios personajes encabezados por el perverso Dolmancé y referidos a sí mismos como "Los Educadores" se dedicarán a corromper de toda forma posible a una joven adolescente llamada Eugenia, hasta el punto de terminar esta deleitándose con el asesinato y tortura de su propia madre. Intercalados con los episodios más depravados, La Filosofía en el Tocador aúna las ideas políticas, morales y religiosas del propio marqués, la mayoría expresadas por boca de Dolmancé. Aunque farragosas de leer, muchas de estas ideas resultan ser sorprendentemente progresistas para la época (a fin de cuentas el Marqués de Sade era, en fin, marqués), y no escasean las exaltaciones al ateísmo, al republicanismo y en general a la destrucción de toda limitación y atadura moral. A mi parecer, 50 sombras de Grey es realmente la versión ultradescafeinada y para tontos de esta obra. Ejemplo claro lo encontramos en el argumento (la perversión de una joven virginal) y en los personajes principales: Dolmancé es un caballero poderoso, rico y extremadamente apuesto y Eugenia una adolescente pura e ingenua que acaba sometiéndose a cuanto degenerado acto sexual le proponen sus tutores. Yo personalmente me quedo con una reflexión de su protagonista "La mejor forma de practicar la sodomía es dejar que la receptora acumule varios días sin defecar, a fin de depositar la propia semilla en tan esponjosa superficie".
4. Escupiré sobre vuestra tumba, de Boris Vian A los que, como a mí les guste la novela negra, éste les parecerá el mejor título de la lista. Una historia no muy larga sobre un hombre, Lee Anderson, que se traslada a una pequeña comunidad blanca y sureña de los Estados Unidos. Allí empezará a trabar amistad rápidamente con los adolescentes de la zona, amistad que no tardará en degenerar en orgías de sexo y drogas de toda clase. Sin embargo, hay algo en la postura de Lee, en sus hombros cargados, en su expresión torva, que no parece encajar. Y es que Lee oculta un secreto, y está muy, muy enfadado. Escrita por el francés Boris Vian en 1949, esta novela ultraviolenta y salvaje fue prohibida de forma inmediata en diversos países por ser considerada pornográfica e inmoral a lo que la editorial respondió sacando al mercado una versión censurada. Por fortuna unos años más tarde se reeditó el escrito original y hoy ya la podemos disfrutar tal y cómo la concibió su autor, con una pluma que destilaba bilis en lugar de tinta en cada letra. Lástima que a pesar de ser una obra magnífica, no inspirase una canción como hizo su genial "Lobo Hombre en París".
5. El amante de Lady Chatterley, de D.H. Lawrence Si bien este no es precisamente uno de mis libros favoritos, me parece obligatorio incluirlo en esta lista. El amante de Lady Chatterley es sin lugar a dudas el padre de toda la literatura erótica actual, tanto en el lenguaje usado para describir las escenas como en el estilo narrativo de la propia obra. Esta novela narra la historia y encuentros de una mujer de la clase alta británica, casada para su desgracia con un potentado tetrapléjico, y su amante, un cantero de baja extracción social también casado. Dado lo detallado de las descripciones del sexo entre sus protagonistas, así como la inclusión de palabras consideradas tabú en aquella época, la novela publicada originalmente en Italia en 1928 fue prohibida en principio y luego reeditada tras los voraces recortes de la censura. De hecho en el Reino Unido no se publicaría el texto original y sin adulterar (conocido como la edición inexpurgada de Orioli) hasta 1960 y aún así la editorial Penguin se vería obligada a enfrentar un juicio por violar el acta de publicaciones obscenas de 1959. Puntos en contra es que quizás pueda resultar melosa en exceso y cursi a ratos. Puntos a favor, su novedoso trato del sexo no como algo pecaminoso o depravado, sino como un acto que no sólo nace de una necesidad física sino que integra (o debería integrar para su total satisfacción) la mente de quienes lo practican. [Ocupa el puesto 39 en la lista del diario Le Monde de los 100 mejores títulos del S. XX]
Mientras leia iba pensando en que me dejaría cortar una mano si no ponías esa cita!! cierto 50 sombras tiene algunas coincidencias...lo que no dices es que te terminaste saltando las páginas de filosofía para ir al contenido sexual en filosofía en el tocador!!! cosa que no harías en 50 sombras!! yo lo llamaría economía cognitiva
ResponderEliminarJejejeje, bien, sí, la cita de Dolmancé era inevitable y marcó una antes y un después en mi vida. Además con semejantes perlas no se puede esperar que uno cambie el chip en la siguiente página para oír las bondades del ateísmo, que además ya conozco. Por cierto, esta noche va la siguiente parte del artículo. Y estoy seguro de que esta te va a gustar...
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