"... el azar y los estupefacientes me habían traído a rastras por los caminos de la inconsciencia hasta aquel lugar. El calor del estío seguía pegado a mi piel como una lamprea con froteurismo mientras la humedad se ensañaba con mis ingles entumecidas y febriles. Y convulsas también.(...)
Intenté salir del colchón en donde me había despertado, pero los restos de vómito habían empegostado de tal manera las sábanas que tuve que tirarme al suelo para poder incorporarme. Mareado, busqué durante un rato algún animal muerto en el caos de la habitación hasta caer en la cuenta de que lo que apestaba era mi propio aliento. Sentí que me desmayaba y me derrumbé sobre el alféizar de la ventana para respirar algo de aire fresco, o al menos no tan enrarecido.Vomité otra vez sobre la calle, mis ojos llenos de lágrimas, mi nariz chorreando bilis y mucosidades innombrables. Los insultos de la buscona travestí sobre la que acababa de vaciar mis entrañas me sacaron de mi estupor y me obligaron a levantar la vista. Mis peores sospechas se confirmaron. Dios Santo. La inmensa mole de cemento y concreciones histéricas que me devolvió la mirada, ese aborto arquitectónico y enloquecido, sólo podía ser obra de una mente enferma y retorcida: la mía, y un cartel inmenso y carcomido me tatuó su leyenda en los ojos. ¡Maldito sea mil veces ese bastardo de Gonzo! ¡Mi doppelgänger, mi cruz, mi Tyler Dourden! Maldito mil veces por arrastrarme de vuelta aquí (...)
El cartel crujió. El Andén Hueco tenía dueño de nuevo."Fragmento de los diarios perdidos de C.Corzo (con un saludo a H.P. Lovecraft y C. Bukowksi)
Tarde, lo sé, pero más vale tarde que...
ResponderEliminarGenial, un retorno increible la verdad! Algo Bukowski si...