Si llegáis a asomaros a una azotea lo bastante alta para oir cercano el rumor de la vida y miseria humanas, seguro que no os resulta difícil imaginar la ciudad, cualquier ciudad, como un enorme mar. Un mar con olas de tiempo y corrientes de asfalto que nos llevan de un lado a otro conforme las navegamos, algunos con la seguridad de una flota entera de galeones y otros con la fragilidad de un esquife. Pero ya seamos galeón o bote, la mala suerte puede enviarnos de un golpe contra un témpano, un arrecife o un banco de tiburones para caer hundidos en lo más profundo de la vorágine del día a día en la ciudad. Rotos y olvidados. Y a veces, de vez en cuando y como tesoros de un naufragio tirados en la acera, encontramos personas con toneladas de puro talento que esperan a ver si alguien los saca del fondo de indiferencia y mierda en que se encuentran. Es el caso de Jim Mustard, un mendigo que fue llevado al programa de radio de Opie & Anthony en U.S.A en principio para una especie de concurso de compras para indigentes. A mitad de entrevista preguntó por una guitarra y soprendió al personal con esto:
Como dijo un comentarista anónimo de youtube. "Puedo sentir su alma desde mil millas."
"Uno de los prototipos personales de Dios. Un mutante altamente potenciado de algún tipo que nunca fue concebido para la producción en masa. Demasiado raro para vivir y demasiado jodidamente escaso para eliminarlo." ["One of God's own prototypes. Some kind of high-powered mutant never even considered for mass production. Too weird to live, and too damn rare to die"]
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