jueves, 19 de julio de 2012

El Cuentacuentos


Hace unos cuantos años, cuando yo era aún un churumbel que disfrutaba de lo que podía encontrar en su nariz, ponían por las tardes en Televisión Española esta magnífica serie. Aunque comenzó a emitirse en 1987, un año después de mi llegada a este mundo, la magia de las reposiciones nos permitió a unos cuantos disfrutar de ella aún si éramos demasiado jóvenes para entenderla del todo. Hace poco la redescubrí en Youtube por casualidad y se me pusieron los ojos como dos tomates por el puro hostión de tantos años de nostalgia. Así pues, qué menos que hacerle un hueco a esta joya aquí, justamente en el Andén Hueco.

 El Cuentacuentos es una serie de Jim Henson, el mítico creador de los teleñecos y Anthony Minghella, el escritor y director de maravillas como Cold Mountain, El Paciente Inglés y el Talento de Mr. Ripley. Y así, a través de la figura del cuentacuentos, un carismático y misterioso personaje (interpretado por el 2 veces nominado al Oscar, John Hurt), se presentan distintos cuentos antiguos provenientes de la tradición y el folklore de toda Europa.
  Aún contando con escaso presupuesto, el inconfundible estilo de las historias antiguas, los diálogos, la banda sonora y la estupenda narración del propio cuentacuentos  hacen que nos olvidemos completamente de las espadas de cartón y los diablillos de látex, y nos deje un gustito de lo más agridulce a morriña por aquellas fábulas de antes que nada tenían que ver con niños magos o vampiros.
La lástima es que tan sólo se realizó una temporada de 9 capítulos. Se intentó relanzar la serie con una segunda temporada unos años después en una versión con mitos griegos pero, aunque también buena, carecía del mismo encanto. Tras cuatro episodios sería cancelada y este entrañable y genial personaje no volvería jamás.


Desde luego, es una serie que va a ir directa a la carpeta de cosas con las que mis futuros hijos van a crecer, junto con el Hobbit y un látigo de siete colas (la disciplina es fundamental). Y es una pena que cosas con esta calidad narrativa no se hagan ya a nivel infantil. Y te miro a tí, Dora la Exploradora.




De verdad, merece la pena ser vista y más por todos aquellos que como yo disfrutan sobre todo y por encima de todas las cosas con el singular arte de contar cuentos. O con los perros parlantes (que lo hay).
Así pues, y sin más dilación os dejo con una de las mejores frases introductorias desde "Hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana..."


"Cuando las gentes sabían de su pasado a través de los cuentos, explicaban su presente contándose cuentos y predecían su futuro con cuentos... El mejor lugar de la casa junto al fuego se le reservaba siempre al Cuentacuentos" 



Nota: Para las versiones en castellano id siguiendo la cuenta del Uploader MsQueenVasti.

jueves, 5 de julio de 2012

El precio de lo correcto



Hace poco más de un mes fallecía a los 73 años la fotógrafa y periodista freelance Mary Beith. No hay mucho de significativo en la vida de esta británica especializada en cultura gaélica y sin embargo, en 1974 publicaría una de los fotos más impactantes en la historia de las portadas nacionales del pasado siglo. Como podréis ver, en ella se ven a una serie de Beagles sujetos a un extraño dispositivo frankensteiniano y forzados a respirar a través de unas mascarillas repletas de tubos y émbolos. La foto se titula (muy acertadamente) "The Smoking Beagles" esto es, los Beagles fumadores.




La historia detrás de la foto:
     En Verano de 1975, Mary Beith, trabajaba de forma independiente para el diario The People. Su redactora jefe le encargó que se infiltrase en los laboratorios de la compañía ICI (Imperial Chemicals Industries) para realizar una investigación que corroborase una serie de rumores iniciados unos años antes, sobre el trato cruel dado a los animales usados en investigación.
     Durante 7 días, mrs. Beith se hizo pasar por una trabajadora en pruebas en los laboratorios de la localidad de Macclesfield. Y aunque hubo de sacar las fotos dos veces (en la primera puso los dedazos en el objetivo), antes de terminar esa semana se estaría presentando en la redacción con la mítica instantánea.
      El artículo que acompañaba la imagen revelaba que aquellos perros estaban obligados a aspirar el humo equivalente a 30 cigarrillos diarios para investigar los efectos del tabaco en el organismo.
      La foto sería portada en la tirada nacional, y desencadenaría toda clase de polémicas en el país, incluyendo revueltas protagonizadas por diversos colectivos en defensa de los derechos de los animales.


La polémica:
     El crédito a los rumores que darían lugar a esta investigación  estaba bien  fundamentado. En 1971, el patólogo americano Oscar Auerbach había publicado una investigación basada en estudios en los que obligó a un total de 86 perros Beagle traqueotomizados a inhalar mediante un tubo entre 6 y 12 cigarrillos sin filtro al día. De los 86 perros utilizados, aproximadamente 20 llegarían a desarrollar cáncer de pulmón, 19 de ellos morirían antes del término de la investigación, y el vigésimo sería sacrificado poco después.
    Esta investigación fue una de las primeras en aportar datos fehacientes, científicamente válidos y de gran importancia sobre los efectos nocivos del tabaco en el organismo. Y también es uno de los ejemplos más flagrantes de la crueldad en el uso de animales en investigación.

 Como Dr. Gonzo que soy, he estado familiarizado con el trato dado a los animales en laboratorios e incluso he estado presente durante las perfusiones en ratones para muestras, que consisten en la sustitución de la sangre del ratón por un fluido fijador mientras aún vive, para posteriormente viviseccionarlo. El animal, eso sí, permanece anestesiado.

  Con esto quiero decir que no soy personalmente ajeno a las burradas llevadas a cabo con toda clase de criaturas en nombre de la ciencia y mentiría si dijera que es plato de mi gusto. Sin embargo, los datos obtenidos a partir de este tipo de investigaciones no dejan de ser de una importancia capital para el progreso científico, sobre todo en los campos de la biomedicina y la farmacología.

Por ello me gustaría suscitar un pequeño debate entre aquellos de mis lectores que todavía estén por ahí sobre el uso y necesidad de los animales en las investigaciones médicas y farmacéuticas. Así que...

 ¿A favor - En contra?