Señoras, señores, caballeros y varios. Vuelvo otra vez a las arenas del ciberespacio después de un verano tan bueno como corto. Y aunque fue un tanto escaso en fiestas de pueblo calimocheando con la muchachada y en aquellos manjares que las santas manos de mi abuela preparan con amor, cariño y manteca, traspasé el umbral de mi casa más gordo y cirrósico de lo que lo dejé. Y más sabio también, que la experiencia curte la mente y el alma, amén del hígado.
He aquí algunas de las perlas de sabiduría que este verano me ha dejado, como hermoso chapapote arrivado a la playa de mi ser. He dicho.
1- Desconfía de los bares vascos de lesbianas. Son todo color y buen rollo hasta que constatan que eres un tío (un vistazo a la clientela habitual te servirá para saber el tiempo a tardar). En ese momento has de vigilar que no te escupan en el patxarán. O ya puestos, en la cara.
2- Desconfía de los periodistas argentinos desdentados que venden compresas con la cara de Carrero Blanco a las 2 de la madrugada.
3-Desconfía de los pueblos franceses con alarmas antiespañoles y granjeros furibundos que crían yaks fornicantes.
4- Desconfía de las cabras con tos de viejuna. Esperarán a que pases cerca de ellas en mitad de la noche, para saltar a tu espalda y toser como una octogenaria moribunda. Las muy ladinas.
5- Desconfía de las
bar-woman bilbaínas de los Eroski. Para entender este consejo adjunto un trozo de la conversación que me llevó a escribirlo:
- Buenas. ¿Este bocadillo es de cangrejo?
- No
(mirada hosca, mandíbula apretada) es
karramarro. Tenemos, tortilla, jamón,
karramarro y ajetes tiernos.
- Ah, gracias. ¿Y el
karramarro qué es?
- Cangrejo.
6- Confía en las chicas de los puntos de información asturianos. Si dicen que con la niebla no se verá nada, es que no vas a ver NADA.
7- Desconfía de los rollos de papel higiénico en el monte. A pesar de su aparentemente interminable suministro de trozos, se acaban en el momento más inoportuno.
8- Confía en el alcohol para lavarte las manos si no has leído el punto 7.
9- Desconfía de la empresa de alquiler de coche autoamigo, porque te la clavan doblá. (Esta va en serio.)
10- Y por último, confía en tus compañeros de viaje. Son un hatajo de huevones, cabezotas, malolientes, indecisos y chulos bastardos que sólo te regalarán su olor de pies al llegar la noche. Pero, la verdad, es que no los hay mejores ni más suaves.
Y ya está, eso es todo. Feliz retorno al laboro a aquellos que me lean y un abrazo para el hombre sin hartura, que todavía se halla retozando entre montañas en el suelo patrio.
Y para la del Eroski: Olé tus
barrabilak.